lunes, 3 de enero de 2011

Mad Men

Una de las satisfacciones más grandes que tengo, es el poder disfrutar de ver series de televisión por temporadas, en estas épocas de vagaciones

Esta es la primera de varias entradas de lo que pude disfrutar (o no) en estos días…

 
Es curioso, como la percepción de cada individuo, puede brindar diferentes perspectivas de un solo producto, ya que mientras algunos, consideran que algo es maravilloso, otros le consideran algo intrascendente…

Comenzare diciendo algo claro y sencillo…

A mi no me gusto…

Así de fácil…

Si hay algo que me desagrada y nunca podré cambiar; a mi no me gustan las telenovelas, me desagrada ver historias en las cuales se desarrolla la vida intima o/y personal de los personajes, ya que dejan a un lado lo que sucede a nuestro alrededor... Si quisiera saber de la vida de las personas (cosa que no me interesa en lo absoluto), no vería un programa de televisión, teniendo todo el mundo como el escenario de una gran novela…

Ubicada en los años sesentas en la ciudad de New York, se narra la historia de “la agencia de publicidad mas importante de la época” (claro, según las criticas y la serie, aunque de publicidad es de lo que menos se habla).

Considerando ese contexto histórico, tendremos que añadir que por lo tanto, no se puede prescindir de esas “ligeras” miradas a la situación sociocultural: esos momentos en que las mujeres, estaban prácticamente vetadas de valores y jamás podrían compararse con las actividades desarrolladas por los hombres; los hipócritas los tabúes sexuales, que se superan cerrando la puerta y apagando la luz; los “Machos” que no hablan de sus sentimientos y las mujeres que no deben pensar más de lo necesario, las apariencias y las clases sociales tan bien diferenciadas.

Esta serie, lo que pretende es presentarnos la imagen de una sociedad media burguesa de la época, en la que se mezclan los ricos de toda la vida con los que están ascendiendo desde lo más bajo, los nuevos ricos, ambiciosos y competitivos; y es en ese punto, donde se encuentran los personajes, ya que se desarrollan pequeñas “riñas” internas en las que se enfrentan sus deseos reales, con las condicionantes sociales de la época.

Hasta aquí, todo bien… La historia suena interesante, atractiva y sobretodo innovadora, sin embargo todo eso, queda relegado a un tercer o cuarto plano dentro de la historia…

Comienza la novela…

La historia se centra en Don Draper, que es un hombre que todo lo que toca lo hace oro, un triunfador en toda la extensión de la palabra, edianamente joven, apuesto y con carisma, pero que tiene un pasado SOMBRÍO, el cual le persigue y es capas de desestabilizar su actual estilo de vida…


 
Peggy Olson. Es una mujer fuera de lo común, (para la época), ya que mientras la mayoría de las mujeres de la serie se presentan como “chicas florero” o amas de casa preocupadas por ser buenas esposas y madres y lucir el mejor traje y dar la mejor comida, Peggy se presenta como una secretaria que demuestra que puede trabajar como creativa y se va haciendo un sitio en la empresa publicitaria donde trabajan la mayoría de los personajes masculinos de la serie, pero ella… sigue siendo solamente una MUJER…

 
 
Peter Campbell, que es el joven ambicioso y sobajado, que solamente pertenece a la firma de publicidad gracias a su apellidó, ya que es hijo de una prestigiada familia de la ciudad, es el que pretende “trepar”, para demostrar que esta a la altura de su mujer y sus suegros, que son gente con mucho dinero y clase, ese tipo de características son las que lo convierten en un personaje antipático y patético.

 
 
Salvatore Romano, junto con Peggy, es un personaje que tiene todo en contra suya, ya que es gay, pero trata de ocultarlo lo mejor que puede para poder sobrevivir en un momento en el que la permisividad con la homosexualidad es prácticamente nula.

 
 
La estética…

Si hay algo que se puede agradecer dentro de la producción de esta serie, es el respeto a la imagen de la época, los trajes de los personajes, las casas tipo “sueño americano”, los decorados en interiores, los pechos picudos de las secretarias, los peinados rígidos de los jefes... todo es perfecto. Si no fuese por lo mucho que se fuma (El mundo entero fuma delante de los niños y de los ancianos, la gente fuma en los trenes, en los restaurantes, en las horas de trabajo, en el descanso para comer y mientras mastica el almuerzo) y se bebe (pero mucho, mucho), esto podría parecer un mero catálogo de elegantes referencias visuales, tan pulidas y maravillosas que, por momentos, parecen parte de un catalogo de tienda departamental de lujo.

 
 
Lo que la hizo perder mi interés…

Si se esta hablando de una de las agencias de publicidad mas importante de la época, es muy interesante el ser testigos de que llegan a la agencia los representantes del candidato a la presidencia Richard Nixon que contratan los servicios, para llevar la campaña del candidato, y “luchar” contra su oponente John Fitzgerald Kennedy.

Son los tiempos en que, por primera vez, la publicidad descubre que un candidato a la presidencia puede venderse de la misma forma que un perfume o un coche. Hoy es lo común, pero hace no tanto aquello era una revolución.

Y desafortunadamente la mirad de la primera temporada, solamente se habla como en susurros lo que pasa en dicha batalla publicitaria, mientras que nos enteramos de quien se acuesta con quien, y quien quiere acostarse con tal otro.

Si ustedes son afectos a las historias de novela tipo Lost, donde lo verdaderamente interesante de la serie queda relegado por los acontecimientos de la vida de alcoba de los personajes… esta serie es para ustedes.

Pero como siempre, no se queden con mis palabras, intenten ustedes mismos averiguar dónde está la gracia de Mad Men, la obra que sorprendió ganado Globos de Oro, llevándose la palma a la Mejor Serie del año y el premio al Mejor Actor.

Yo no lo se, pero aquí les dejo el link de nuestros amigos de Solo Series, para que descarguen y vean las cuatro temporadas, yo con solo ver una me conformo…


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