sábado, 19 de marzo de 2011

Viaje de última hora

-“No sé si comenzar cronológicamente o geográficamente mi relato, pero al comparar, la geografía coincide con el tiempo”-.


La frase que escuche el día de hoy en una función del programa ambulante en la ciudad de México, por ella me decidí a hablar sobre un viaje inesperado que tuve las vacaciones de enero.

24 de Enero del 2011.

Ciudad de México.
Todavía no abro los ojos y lo primero que encuentro es mi celular, suelo no escucharlo en la noche, entonces me decido a checar que ay de nuevo, un mensaje, y lo abro: -“salimos el martes en la madrugada”-. Hace unos días me invitaron de viaje, la realidad es que los días libres terminan pronto y todos ellos estuve encerrada en una tienda departamental diciendo: bienvenidos, aquí tiene, gracias, vuelva pronto.

25 de enero del 2011

4:00 AM
Estamos abordo en la Grand Cherokee, arranca… no arranca. Solo quiero dormir.

7:00 AM
Tehuacán puebla.
Bajaremos al baño de aquí en adelanta no abra paradas, entraremos a la sierra de Oaxaca.
 La parte más emocionante de salir a carretera es observar los paisajes que nos muestra: las casas se convierten en montañas, las montañas están llenas de arboles, y entre ellos se asoman volcanes; ríos, lagos y ojos de agua, el sol pegándote en la cara…

Sierra de Oaxaca
Se terminaron los arboles y la tierra se ve seca. Entonces comienza la armonía suben, bajan y desaparecen cientos de cactus y órganos.  Y entre cada cambio de escena el telón del fondo sigue siendo ese azul intenso al que denominamos cielo.
                                                                                                                                          
Ciudad de Oaxaca
70kg
Hemos llegado a la ciudad de Oaxaca, aun faltan por recorrer 32 km hacia nuestro destino final, la camioneta se descompuso.
Nos detuvimos frente a zona federal y los soldados nos brindan agua para el radiador, dos sujetos se acercan y comentan que con la clara de 1 huevo solucionaremos el problema.
Una rica Tlayuda…

Ocotlán, Oaxaca.
7:00 PM
Por fin llegamos al “lugar del Ocote”, cenar tacos de cecina, y dormir.

25 de Enero 2011
Aun no despierto y estoy en el mercado de Ocotlán comiendo gelatina con rompope. Una empanada de amarillo y de regreso al hogar donde nos hospedan. Que rico es estar fuera de casa, el sol calienta pero no quema, aunque está haciendo frio se respira aire tan puro.

- ¡a desayunar!
- ¿Cómo?, bueno como negarse a comer en Oaxaca.
El ritual comienza con un tazón de champurrado con su respectivo alcahuete para remover todo lo que se asienta, más un delicioso pan de la región.
Como explicar que ya estas satisfecho tal parece que aquí no se le puede decir que no a la gente. Una tlayuda con asiendo que se complementa con una deliciosa y picosa salsa.

La casa de la tía Eugenia se encuentra junto a la carretera, el pueblo se llama San Juan Tijacate, ella aprovecha el paso constante de los carros hacia Ocotlán y los pueblos vecinos y vende deliciosas nieves que prepara junto con sus nietos los niños llegan de la escuela primaria montados en su bicicleta y cargando grandes mochilas. Enseguida salen vestidos con overoles y huaraches, se acomodan un sombrero de palma amplio cogen su carretilla y salen de la cerca de carrizo que el hijo de la tía está cambiando hace unos días por que la antigua ya está un poco seca. Todos estamos sentados en círculo disfrutando de una deliciosa nieve mientras escuchamos la plática de los nahuales –Agustín Reyes, asistió a la Iglesia, mientras transcurría la misa observo que la gente no se hincaba esto le llamo la atención y decidió a preguntar la causa, le comentaron que no se arrodillaban por que podrían mojarse debido a que la iglesia siempre estaba llena de agua. Reyes pidió que cavaran un pozo a la mitad de la iglesia…

Los niños entraron con sus carretillas llenas de piedras saludaron y siguieron su camino, la tía Eugenia nos mantenía atentos con su relato mientras tostaba semillas de calabaza que antes ya había remojado con jugo de limón.

…mientras los hombres perforaban el pozo el padre de Eugenia explicaba que debajo de la iglesia se encontraba un nahual convertido en toro que no quería que la iglesia permaneciera en ese lugar. Mientras más tierra sacaban del hoyo mas agua inundaba el lugar, Agustín decidido se amarraba una soga  a la cintura y comento –si el agua se vuelve roja el toro me habrá vencido, pero si esta se hace turbia y lodosa meneare la soga y me ayudaran a salir-; todo fue para bien  pues la soga se movió y Agustín salió del pozo a salvo.

Continuara…

Aporte: Nadxe Merag

1 comentario:

  1. ,jaja,pinche nax, y a los cuantos kilos llegaste despues de tan chido viaje???? oyes y como se murio el nagual ese de no se que que quien sabe que....????? cuando entregas la continuación....saluditos...att. pos yo okr

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