domingo, 3 de mayo de 2009

El proceso creativo

En muy agradable el ver como los esfuerzos rinden poco a poco sus frutos, ya que cada ves tenemos más amigos, es el caso de A veces pasa… una nueva amiga (colega) Arquitecta de Guatemala, que al visitar su blog, me encontré con una descripción de cómo siendo estudiantes de arquitectura, tanto en Guatemala como en México, hay las mismas constantes, lo que nos invita a hacer una reflexión, ¿están mal los profesores o los procesos de aprendizaje de los alumnos? Por lo tanto y para complementar los conocimientos, les dejo este post, que corresponde a alguna case que doy en la FA, saludos y bienvenida.

¿Que es el diseño?
Diseñar es un acto humano fundamental: diseñamos toda vez que hacemos algo por una razón definida. Ello significa que casi todas nuestras actividades tienen algo de diseño. “Diseño es toda acción creadora que cumple su finalidad”.

Esto nos plantea dos interrogantes:

a) ¿Cómo distinguimos un acto creador?
b) ¿Cómo establecemos si logra su finalidad o no?
En el diseño, la comprensión intelectual no llega muy lejos sin el apoyo del sentimiento. Por otra parte, si aspiramos a sacar algún provecho de nuestro estudio, es necesario que podamos no sólo hablar de las cosas sino también sentirlas.

Función y expresión
Crear significa hacer algo nuevo a causa de alguna necesidad humana personal o de origen social, cuando nos referimos a las necesidades.
Tomemos dos casos extremos: si un físico nuclear necesita un instrumento para medir la radiactividad, al diseñarlo tendrá especialmente en cuenta la función; si un artista se dispone a pintar un cuadro, pensará probablemente en la expresión.
A su vez, el instrumento científico posee también expresión. A primera vista, ésta parece una afirmación audaz, pero podemos comprobar su verdad si substituimos la palabra expresión por “significado en la forma”. Tal es lo que quiere decir expresión.

Toda forma creada debe poseer:

a) Alegría: de poder crear algo sólo a través de la habilidad plena de amor.
b) Honestidad: porque la forma de cualquier cosa es inherente a ella como el nogal lo es a la bellota.

A la creación corresponde descubrir y expresar dicha forma. En tal sentido, el instrumento, como todas las cosas creadas, tiene expresión.

El proceso del diseño
Abordaremos ahora el segundo problema planteado en nuestra definición inicial; ¿cómo podemos establecer si un diseño cumple su finalidad?
Necesitamos fundamentar nuestros juicios racionales, y la mejor manera de lograrlo es analizar lo que ocurre cuando diseñamos.
Por ejemplo, queremos diseñar una silla. En primer lugar, debe existir un motivo que nos impulse a ello. Tenemos algunas ideas propias sobre los requisitos anatómicos que debe llenar una silla y pensamos que todos los diseños existentes son malos. Queremos intentar una nueva manera de utilizar la madera terciada, un plástico o un nuevo tipo de juntas. Quizá nos ha contratado un fabricante que desea producir un tipo nuevo y barato de sillas. Podría proseguir, pero creo que la idea ya está clara: Sin un motivo no hay diseño.

Causa primera
En el motivo, cualquiera que sea, volvemos a encontrar la necesidad humana. Desde ahora en adelante, la llamaremos causa primera, aquella sin la cual no habría diseño.
Pero, ¿qué ocurre si se trata de algo que no podemos conocer, si es alguna piedra “mexica” cuyo uso original ignoramos? No podemos juzgarla, sólo es posible valorarla. Puedo afirmar que “me gusta” o que “es importante para mí”, que “me parece hermosa”, y así sucesivamente. Aun es posible ir más allá y decir que se nota que su autor la valoraba. Adoptando una distinción de la estética, siempre podemos valorar aquello a que respondemos, pero no es posible evaluarlo si desconocemos la causa primera. O mejor aún, nuestro juicio sólo es válido en la medida en que comprendemos dicha causa. Creemos que lo que hacemos intuitivamente es evaluar los objetos y no nos preocupamos por las causas primeras. Ese es uno de los motivos por los cuales nuestros juicios son tan pobres. En realidad, aceptamos de hecho que algo nos gusta o nos disgusta y eso es todo.

Causa formal
Existe, pues, una causa primera para nuestra silla. Hemos meditado mucho sobre ella y sabemos muy bien que finalidad debe cumplir nuestro diseño. Antes de seguir adelante -quizás aún antes de llegar a este punto- debemos comenzar a imaginar cómo será la silla, y ésta empieza a adquirir forma en nuestra mente. Es probable que tomemos lápiz y papel y hagamos garabatos para ayudarnos a pensar. Vemos su forma preliminar, tenemos una idea acerca de los materiales que hemos de emplear, imaginamos maneras de ensamblarlos. Este proceso constituye la causa formal.
Parece bastante claro y fácil de comprender en el caso de la silla. Es de hacer notar, sin embargo, que estamos separando el diseño de la construcción. Elaboramos la forma de nuestra silla y, eventualmente, le damos algún tipo de expresión gráfica, por lo común un dibujo o un esquema y un plano. Aunque nosotros mismos hagamos la silla, la construcción es un proceso secundario, y lo más probable es que la haga otra persona. Supongamos, no obstante, que el diseño y la construcción no están separados. Ocurre a veces que no podemos lograr una imagen mental detallada de lo que queremos hacer, y la única solución es comenzar a trabajar directamente con los materiales, con la sola guía de ideas y sentimientos más o menos vagos.

Causa material
En el diseño de nuestra silla, hemos alcanzado la etapa en la que visualizamos su forma. Pero el dibujo no es la silla; simplemente representa una idea que se realizará en madera, en metal u otro material cualquiera. No es factible imaginar una forma real sí no es en algún material, ya que no puede existir aparte de éste. Tal es la causa material del diseño.
Los materiales son firmes individualistas, hay que comprender su naturaleza y trabajar con ella, no contra ella. Lo que queremos hacer sugiere ciertas formas y éstas sugieren a su vez materiales apropiados. O quizá se ha pensado ya en algún material que se desea usar, en cuyo caso la forma que imaginamos deberá adaptarse a esa finalidad y tendrá que surgir de las posibilidades del material. Siempre existe esa interdependencia entre la forma y el material.

Causa técnica
Al igual que los materiales, también las herramientas y las maquinarias son firmes individualistas, hecho fácil de verificar si se intenta serruchar una tabla con un cincel. Lo que se desea hacer y el material elegido sugerirán herramientas y técnicas apropiadas. Si se quiere construir una silla de madera moldeada, por ejemplo, hay que utilizar madera de veta adecuada, tal como fresno o nogal americano, o bien madera terciada. El vapor y la flexión arruinarían otros materiales. De cualquier manera, la forma sufrirá la influencia de las herramientas utilizadas para obtenerla, ya que debe expresar la herramienta y la técnica tanto como el material.

Conclusión
Estas cuatro causas están siempre presentes cuando diseñamos. En realidad, lo que hacemos constituye precisamente nuestra solución a los problemas que ellas nos plantean. De modo que ahora estamos en condiciones de saber si una creación logra o no su finalidad. La respuesta depende de la correspondencia de tales relaciones causales. Si la forma creada satisface la causa primera, sí se expresa a través de materiales apropiados, si éstos están bien tratados y, por fin, si la totalidad se realiza con economía y elegancia a, podremos afirmar que es un diseño, y un buen diseño.

2 comentarios:

  1. ¡Ohh que alegreeee, he sido mendionada! Muchas gracias arquitecto, me alegra saber que a pesar de tanta queja, si llegó mensaje.

    Me gusta bastante este post y la explicación del proceso de diseño.
    Muchas personas diseñan, pero pocas son conscientes de lo que de verdad es necesario.

    Ponerlo parece fácil, pero como dicen "del dicho al hecho hay un gran trecho"

    Saludos y gracias de nuevo.

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