lunes, 10 de junio de 2013

Blanco, azul, rojo.

“A nuestro alrededor todo duerme. La función del arte es despertar lo que esta dormido”.
Victor Schklovsky


En cualquier instante surge una duda, el razonamiento insensato y desmedido de una realidad común, dudo acerca de lo que pienso, de lo que percibo acerca de un día, una semana, una ciudad, un objeto; toda una vida entera en vela. Sucumben como absurdas cadenas automáticas, regidas por un estéril vacío aparentemente llevadero, el cual se encargará de dormir los sentidos, los pensamientos, las energías así para pintarlo todo de blanco.

Acerca de este  despertar, de la búsqueda del arte en la expresión propia, es el motivo por el  cual agarro un lápiz y empiezo a derrumbar, a podar una ceguera propia, con palabras en un noble papel. Acudiendo también en este momento al dramaturgo sudafricano Athol Fugard, hablando acerca de la censura, a la cual la define como: “La censura es la duda física a la luz de un pensamiento pasajero”. A lo cual podemos integrar: lluvia de ideas,  alternativas, seguridad, persistencia, compromiso.

Consecuentemente, si el arte es entendido como un artificio, aquella creación humana que  tiene  como objetivo nuestra expresión y comunicación; primero que todo se debe, saber mirar, saber despertar de la tediosa rutina en la que a veces se yace, procesar y gozar todos los elementos innatos de la vida que queremos  expresar  y por ende liberar de nuestro ser, deberán ser el camino, un proceso que es realmente el que importa en la construcción de mi propio ser, el arte es por ende un medio.

Así pues será necesario construir  una decisión propia, una determinación  que permita liberar los sentidos y transformar la expresión y por consiguiente el pensamiento, la acción, la vida. Un compromiso con una alternativa, con un proceso, una intuición y una idea que mas allá de lo efímero de estas, en conjunto estructurarán el camino de una realidad viva y consciente de lo que significa un objeto artístico en el contexto personal.

René Magritte, La Condition Humaine, 1933, Oil on canvas, 100x81cm, The Natinal Gallery of Art, Washington DC.

Aporte de: Sanabria Gon.

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