1938, España se encuentra en guerra civil; Hitler se autoproclama comandante supremo de las fuerzas armadas y posteriormente Alemania invade Austria y proclama el Anschluss o anexión por el canciller Adolf Hitler; El presidente Lázaro Cárdenas declara la expropiación petrolera en México; EE. UU (junio) se publica Action Comics n.º 1. Hace su primera aparición Superman, creado por Jerry Siegel y Joe Shuster.
Eso es lo que nos cuenta la historia, pero realmente el personaje fue utilizado con anterioridad por sus creadores para una historia única titulada “Reign of Superman”, publicada en la revista “Science Fiction” en 1933 (editada por los propios Shuster y Siegel) en el que un hombre que se convierte en villano súper poderoso tras un experimento, sojuzgaba un planeta entero. Después sería redefinido por sus autores para que el “Superman” malvado se convirtiera en la fuerza del bien que conocemos hoy en día.
Aquel primitivo Superman que vio la luz ese junio de 1938 en el legendario Action #1 dista muchísimo de ser lo que es hoy en día. Y ya no nos referimos a su atuendo, la evidente mejora técnica de materiales y dibujos o guiones, sino a que el personaje en sí, pese a preservar sus raíces más o menos intactas, ha cambiado completamente. Superman tal y como lo conocemos hoy en día, tal y como lo hemos visto en las películas, series y en todos los comic´s modernos, es una fuerza del bien absoluta, un auténtico “boy scout”, como siempre le llaman. Su código moral le impide matar a nadie ni nada, y siempre antepone la seguridad y bienestar de quienes le rodean a la suya propia. Por otro lado, incluso los supervillanos a los que se enfrenta merecen por su parte un trato siempre a priori no violento, y Superman solo emplea la fuerza cuando le es absolutamente necesario. Superman se preocupa por todo el mundo, incluso por los malos. Ese es el aura de campeón que le envuelve y una de sus principales cualidades. O defectos, ya que es de lo más criticado por los fans de otros personajes mucho más violentos y carismáticos.
Pero este Superman moderno tan noble no era tan bueno antes. De hecho, en sus orígenes Superman golpeaba a los malos, los lanzaba por los aires, los amenazaba, incluso si algún malvado moría Superman no se veía demasiado afectado, pensando que había recibido su merecido. Este primer Superman fanfarroneaba abiertamente de sus poderes, además de cometer toda clase de actos que para los lectores modernos resultarán impensables en el Hombre de Acero. Superman ya era “bueno” en 1938, si con “bueno” nos referimos a que combatía el crimen a su manera, o más que combatir el crimen “defendía a los oprimidos”, aunque para ello tuviera que pegarles palizas a los malos, destruir empresas corruptas, maquinarias, incluso robar para entregarlo después.
¿Y qué hay de sus poderes? El Superman original era muy fuerte, muy rápido y su piel era impenetrable. Y era capaz de saltar por encima de los rascacielos, pero no de volar, aunque a veces se mencionaba ya abiertamente su capacidad de surcar los cielos. Aparte de eso, Superman va desarrollando más poderes a lo largo de los cuadernos a medida que los necesita: visión de rayos X, superoído, superresistencia a enfermedades, supersoplido, enorme capacidad de contener la respiración bajo el agua… Sus poderes comenzaron siendo explicados como el producto de la ligera gravedad de la Tierra comparada con la de su planeta natal (no se le llamó Krypton) y puesto que los habitantes del mismo desarrollaban en su edad adulta una extraordinaria fuerza, gracias a que su estructura estaba miles de años por delante de la de los humanos.
Por otra parte hay un dato de esos primeros años de Superman que llama mucho la atención: solo suele salir de noche, como un vigilante o un justiciero, ya que es lo que es. Superman tiene admiradores y detractores en la ciudad, algunos lo consideran mito y otros creen en él, pero de cualquier modo siempre se marcha de los escenarios de sus aventuras antes de tener que dar explicaciones a la policía, que también le busca a él.
Aquí les dejo aquel Action Comics n.º 1, su versión “original e integra” en ingles, así como una posterior edición pero en español.
Pass: http://laordendeasimov.blogspot.com/
Eso es lo que nos cuenta la historia, pero realmente el personaje fue utilizado con anterioridad por sus creadores para una historia única titulada “Reign of Superman”, publicada en la revista “Science Fiction” en 1933 (editada por los propios Shuster y Siegel) en el que un hombre que se convierte en villano súper poderoso tras un experimento, sojuzgaba un planeta entero. Después sería redefinido por sus autores para que el “Superman” malvado se convirtiera en la fuerza del bien que conocemos hoy en día.
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Aquel primitivo Superman que vio la luz ese junio de 1938 en el legendario Action #1 dista muchísimo de ser lo que es hoy en día. Y ya no nos referimos a su atuendo, la evidente mejora técnica de materiales y dibujos o guiones, sino a que el personaje en sí, pese a preservar sus raíces más o menos intactas, ha cambiado completamente. Superman tal y como lo conocemos hoy en día, tal y como lo hemos visto en las películas, series y en todos los comic´s modernos, es una fuerza del bien absoluta, un auténtico “boy scout”, como siempre le llaman. Su código moral le impide matar a nadie ni nada, y siempre antepone la seguridad y bienestar de quienes le rodean a la suya propia. Por otro lado, incluso los supervillanos a los que se enfrenta merecen por su parte un trato siempre a priori no violento, y Superman solo emplea la fuerza cuando le es absolutamente necesario. Superman se preocupa por todo el mundo, incluso por los malos. Ese es el aura de campeón que le envuelve y una de sus principales cualidades. O defectos, ya que es de lo más criticado por los fans de otros personajes mucho más violentos y carismáticos.
Pero este Superman moderno tan noble no era tan bueno antes. De hecho, en sus orígenes Superman golpeaba a los malos, los lanzaba por los aires, los amenazaba, incluso si algún malvado moría Superman no se veía demasiado afectado, pensando que había recibido su merecido. Este primer Superman fanfarroneaba abiertamente de sus poderes, además de cometer toda clase de actos que para los lectores modernos resultarán impensables en el Hombre de Acero. Superman ya era “bueno” en 1938, si con “bueno” nos referimos a que combatía el crimen a su manera, o más que combatir el crimen “defendía a los oprimidos”, aunque para ello tuviera que pegarles palizas a los malos, destruir empresas corruptas, maquinarias, incluso robar para entregarlo después.
¿Y qué hay de sus poderes? El Superman original era muy fuerte, muy rápido y su piel era impenetrable. Y era capaz de saltar por encima de los rascacielos, pero no de volar, aunque a veces se mencionaba ya abiertamente su capacidad de surcar los cielos. Aparte de eso, Superman va desarrollando más poderes a lo largo de los cuadernos a medida que los necesita: visión de rayos X, superoído, superresistencia a enfermedades, supersoplido, enorme capacidad de contener la respiración bajo el agua… Sus poderes comenzaron siendo explicados como el producto de la ligera gravedad de la Tierra comparada con la de su planeta natal (no se le llamó Krypton) y puesto que los habitantes del mismo desarrollaban en su edad adulta una extraordinaria fuerza, gracias a que su estructura estaba miles de años por delante de la de los humanos.
Por otra parte hay un dato de esos primeros años de Superman que llama mucho la atención: solo suele salir de noche, como un vigilante o un justiciero, ya que es lo que es. Superman tiene admiradores y detractores en la ciudad, algunos lo consideran mito y otros creen en él, pero de cualquier modo siempre se marcha de los escenarios de sus aventuras antes de tener que dar explicaciones a la policía, que también le busca a él.
Aquí les dejo aquel Action Comics n.º 1, su versión “original e integra” en ingles, así como una posterior edición pero en español.
Es una oportunidad única, pues son muy difíciles de conseguir.
Aunque no se sea coleccionista, es una curiosidad que no se puede dejar de leer.
Aunque no se sea coleccionista, es una curiosidad que no se puede dejar de leer.
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