lunes, 10 de junio de 2013

Un año de revolución

Una revolución es el inicio de un cambio, es un proceso que tiene como chispa de ignición un ideal, una denuncia, o la indignación de ver sufrir a su pueblo. Evolución es la palabra clave, es el tránsito del lugar donde se está, hacia uno mejor para todos.


Nuestro país nunca ha sido el ejemplo de respeto al pueblo, de buen uso del poder y de búsqueda del bien común, nuestra tan celebrada revolución detrás del maquillaje no fue más que una serie de traiciones y asesinatos en busca de poder, opacando las buenas intenciones que pudieran iniciar el movimiento, opacando algunos locos ingenuos que dieron la vida por el pueblo y su futuro. Un movimiento que aun no ha concluido.

Revolución, es eso que hace un padre de familia a diario mostrándose fuerte ante su familia, cuando sabe que la situación está difícil,  trabajando doble jornada con un sueldo bajito, para que a esos piecitos descalzos no lo estén más, esos estómagos no tan vacíos y esta navidad el niño Dios los encuentre en el mapa. Revolución, es ese universitario que viaja en 3 camiones diarios para poder titularse algún día, es ser el orgullo de sus padres, es ser el mejor de su clase. Revolución es ese empresario que se involucra con sus trabajadores, que no los entiende como una par de manos y pies, sino como un corazón y una vez al año les hace una comida, que una vez a la semana les pregunta sobre su familia, que los saluda de mano y con una sonrisa a diario.

Al igual que ellos, yo he decidido, con orgullo, que mi manera de iniciar una revolución no está en gritos sobre Marx o Lenin, Sobre partidos políticos o candidatos, sobre izquierdas o derechas. Para mí, la revolución está construyendo ciudadanos desde las comunidades más vulnerables del país como parte de una organización de voluntariado, en la que hoy cumplo un año. Revolución es cada pija del techo, cada clavo en la duela. revolución, es comer con una tortilla en lugar de cubierto, es un metro más de terreno, son las ampollas de mis manos, y mi piel quemada, un pie atropellado, el dolor en la rodilla en las noches frías, el dolor de cuello en las mañanas, es llevarte más en las maletas de lo que traías.

Mis aliados en esta revolución son todas las experiencias y personas que han cruzado mi camino en un año de trabajo: el bebe que nació bajo un mejor techo; Juan Pablo, el cáncer de doña Amelia y la picardía de don Pablo, los niños del campamento y la casa que parece volar sobre el cerro, don Pedro y sus nietas, el ECO en la montaña y un Volkswagen rojo, “el muchacho de las bototas que viene a patear los pilotes” y chemita con su sonrisa que derrite a la chicas. La comunidad  “Emiliano Zapata”, sus calles de tierra, sus historias tristes y el calor de sus familias para las noches frías,  donde hoy están 10 casas donde  3 días antes no había nada. A mi lado está el principal aliado en mi evolución hacia el hombre que deseo ser, está TECHO.

Hay aniversarios que nos recuerdan el dolor, y otros que reviven los grandes momentos, pero ambos nos impulsan a seguir, siempre a seguir.

Aporte de: Vultur Gryphus

1 comentario:

  1. Revolución sería abstenerse de tener hijos si no es posible mantenerlos responsablemente. ¿dónde está la heroicidad en un padre que trabaja como mula día y noche, ausentándose de casa, siendo infeliz y enseñanado a sus hijos que "así es la vida"?
    Revolución sería promever controles de natalidad serios en un país que ya no tiene sitio para albergar más gente, mucho menos, más gente pobre.
    Revolución sería dejar de multiplicarse como conejos pensando en que hay que formar gente mejor... ¿con qué?
    Lo que necesitamos es dejar de ser tantos, cambiar la situación permanente de emergencia de este país, que no se va a lograr con huestes de borregos y desesperanzados haciendo lo que sea--transando, robando, matando-- "mostrándose fuertes ante su familia" para traer el pan a casa.

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