“¿Qué pasa con la “Primera vez?” “¿Qué es la primera vez?” “¿Cómo es la primera vez?” “¿Cómo debe de ser mi primera vez?”
Todas estas preguntas nos pasan por la cabeza, al menos, una vez en la vida. Y es todo un mar de emociones, pensamientos, preocupaciones y sentimientos. Y todos tenemos una ideología o un prototipo de cómo creemos que sucederá y qué queremos que suceda en nuestra primera vez.
Por ejemplo, queremos ver pétalos por todos lados, cientos de chocolates, peluches enormes… tal vez una canción extremadamente romántica que sea dedicada especial y únicamente para ti. En otros casos, buscamos que sea a escondidas, en un almacén, de sorpresa. ¿Por qué no en la cocina mientras tus papás no están?, o tal vez en la oficina cuando no hay nadie.
Algunos queremos (me incluyo), a la persona indicada; la ideal, la perfecta ante nuestros ojos. Queremos a esa persona que nos ame y que sea todo un placer amarle. Que cuando nos mire a los ojos en ese momento tan especial, te transmita el amor tan desesperado que tiene por ser la primera persona en tu vida que “inaugure” esa parte tan especial en ti.
Otros, en cambio, buscan sólo una persona para que suceda, para saber qué es lo que siente, cómo reaccionar, cómo te hace sentir o simplemente, por atracción física. Tu típico “crush” (Flechazo, estar embobad@) con alguien, enamorad@ de alguien) que ves diario en la escuela, ese chavo o chava perfecto que cuando lo ves, se te eriza la piel y tus ojos sólo buscan encontrarse con los suyos.
Realmente, no hay una fórmula secreta, un remedio casero o una receta que podamos seguir al pie de la letra que nos ayude o nos solucione todas estas inquietudes y deseos que tenemos en la cabeza y en el corazón.
Lo que podría recomendarles, queridos amigos, para que no les pase como a mí que, en verdad me arrepiento de mi primera vez, es que esperen a que el momento suceda pero con la persona que te ame y que ames, con quien puedas ser tú mismo, que te valore y que no sólo lo haga por hacerlo, que te inspire confianza, y, lo más importante, que te sientas cómodo con esa persona.
Porque, en mi caso, el sólo hacerlo por hacerlo, no tiene sentido, no es especial, no sientes ese elefante caminándote por el estómago. No lo niego, es una sensación placentera, pero no satisface en algo que no sea carnal, los sentimientos siguen quedando vacíos.
Pero sólo es un consejo. Cada quien es libre de hacerlo cuando quiera, como quiera y donde quiera. Sólo debes de esperar ese momento en que tu corazón o tus deseos te guíen y te lleven a ese deseado y anhelado primer beso.
Aporte de: Samuel
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