Siempre quise tener un perro pero por problemas de espacio, mis padres jamás me lo permitieron, cuando era niña siempre pensé que eso no importaba siempre y cuando vieras por sus necesidades y le dieras mucho cariño. Hoy en día, gracias a que en las vacaciones pasadas mi novio me dio un perrito como regalo adelantado del día del amor y la amistad, me he dado cuenta de que tener un perro es mucho más difícil de lo que cualquiera se imagina, sobre todo cuando son cachorros.
Mi nuevo perrito es bastante juguetón, comelón y dormilón, me encanta estar con él, pero demanda mucho tiempo, dinero y sobretodo paciencia, a diferencia de mi pensamiento de pequeña, ahora sé que tener un perro es más que darle cariño, es darle toda tu atención, tu paciencia, hay que educarlo para muchas cosas y durante ese proceso tienes que mantenerte en control pues aunque es un animal, él entiende y siente.
Actualmente sigo en un proceso de aprendizaje con mi perrito y aunque a veces es muy difícil tenerle paciencia, su linda carita me tranquiliza y no puedo dejar de quererlo y desear aprender más de él.
Aporte de: Jane Bennet
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