martes, 26 de abril de 2011

El Bicentenario de la Independencia de México

Soy Mexicano y muchas veces me he preguntado qué significa eso. He visitado algunos de sus principales lugares históricos prehispánicos y coloniales, he conocido bastante de su riqueza natural y he construido una vida gratificante en este mi país; he estudiado sobre su historia y cultura, he aprendido de mis paisanos y me cautiva el fenómeno social de la cultura mexicana.

Siento a la vez un gran gusto y un enorme coraje: un gran gusto porque conozco a mi país y contribuyo con él, y un gran coraje por observar aquellas cosas que pudieran ser mejores pero que no lo son. Sin embargo no hablaré de todo lo que me gustaría que fuera distinto, o que quisiera que hubiera sucedido de una manera diferente. Hoy me he despertado con ganas de hacer un importante cambio en mi percepción sobre mi país.

Comprendo que para respetar a México es esencial conocerlo, pero para verdaderamente quererlo y emocionarse con él es fundamental comprometerse e involucrarse con su desarrollo. No basta con señalar lo que falta, sino ser parte de la mejora y mostrar los resultados conseguidos.

Pudiera enunciar y detallar tantas cosas tan bellas que tiene México, como su acervo cultural e histórico, sus grandes paisajes y lugares turísticos, sus sitios arqueológicos y coloniales, su música, su comida, su progreso en distintas áreas del conocimiento, su gente –los mexicanos–, el concepto de familia todavía existente, entre muchas otras.

Hay un aspecto fundamental del mexicano, que sin la lucha de Independencia ni la Revolución no hubiera sido posible, o bien habría sido alcanzado de una manera distinta; hoy quiero hablar sobre la LIBERTAD.

Me doy cuenta que cada día puedo despertar sin que nadie me force realmente a hacerlo, que puedo decidir lo que quiera creer, ser o hacer y las consecuencias de ello son sólo mías. Puedo decidir si estudio, puedo decidir si cambio de religión, puedo decidir si utilizo Internet para aprender o para llenar mi memoria de basura, puedo decidir si hablo o permanezco callado, puedo decidir si me caso o no y con quién; y por extraño que nos parezca a algunos, puedo decidir incluso si cambio de sexo; puedo mofarme de los políticos, de los empresarios y del mismo pueblo… en fin, puedo decidir libremente:

No tengo por qué levantarme a luchar físicamente por mis derechos básicos, ni por mi supervivencia, ni por mis creencias, ni por la propiedad del lugar donde vivo o trabajo, etc… Me levanto para preguntarme ahora qué quiero hacer con mi vida.

Esto puede parecer un aspecto trivial del mexicano, pero es la base por la cual la creatividad surge, se desarrolla y culmina en la creación de nuevas ideas y proyectos. También el no poder decidir libremente es la base por la cual en otros pueblos existe censura e interminables luchas, muertes y movimientos a favor de la libertad para creer y ser.

Es aquí entonces donde continúa la “lucha” del mexicano: el saber decidir; saber decidir qué, para qué, por qué, cómo, cuándo y con quién.

Hay quien culpa a México de su situación, sea cual sea; pero México no obliga a seguir teniendo hijos a quien no puede mantenerse ni a sí mismo, ni obliga a vivir donde uno vive actualmente, ni a seguir viviendo con las personas con las que uno vive, ni a consumir nada, ni a creer nada…

Realmente México no obliga a nadie a nada… cada Mexicano tenemos la gran libertad de Ser quienes queremos Ser.

Por ello, México me da la oportunidad de realizar mis sueños (poniendo la parte que me corresponde), y la mejor manera desagradecer a los libertadores y revolucionarios es continuar con su lucha, que ahora no tiene qué ser física sino intelectual.

Ahora es tiempo de invadir a México con nuevas ideas, probarlas, medirlas, mostrar resultados y convencer con el ejemplo. Esta es la lucha actual del Mexicano, una lucha en contra de la ignorancia. Una lucha no para ser libre físicamente, sino para que cada Mexicano crea en esa libertad interna y externa con la que ha nacido; para que crea que es un ser especial, único y merecedor de una vida completa; para que crea que tiene todo para hacerlo: historia, cultura, geografía, recursos naturales, herramientas e infraestructura suficientes… y su incomparable creatividad.

Creo que soy un ser especial, único y merecedor de una vida completa. Soy Mexicano de corazón.

Quiero terminar enviando un mensaje para aquellos Mexicanos que dicen que tienen que salir del país porque éste no les brinda las oportunidades que buscan, ya que ellos creen que tienen bastantes capacidades y por ello se van de este país: ¿Quién es realmente más capaz e inteligente: aquel que se va y toma una buena opción donde ya existen las oportunidades, o aquel que se queda y crea las oportunidades que antes no existían?

Tenemos la capacidad para crear esas oportunidades, ¿o no? Pienso y vivo demostrando que sí, por ello agradezco bastante a nuestros libertadores y revolucionarios, ya que su lucha no ha sido en vano; y lo menos que puedo hacer es honrarlos y reconocerlos mediante seguir conociendo, comprometido e involucrado para contribuir más con MI México.

Aporte de: Cucho

1 comentario:

  1. ....chora...si pudieras venderias tu alma por una residencia yanki y un par de dolarucos...

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