viernes, 22 de abril de 2011

Nunca me abandones

Never let me go (Nunca me abandones), es la última película que vi.

Cuando escuché por primera vez el título, en un programa de radio que habla sobre lo “nuevo” en el cine,  pensé que sería una de esas típicas comedias románticas que actualmente se hacen, para “entretener” a un público que no busca otras opciones más interesantes para disfrutar o que simplemente sean diferentes.



La percepción cambió cuando observé el poster de la película, me pareció interesante ya que se refleja claramente la búsqueda de la esperanza para los personajes, y al mismo tiempo se nota una intensa nostalgia; cuando por fin pude verla me di cuenta de que no estaba equivocada.

El tema que aborda no sé si sea real o ficción, pero el hecho de que los niños sean criados para que más adelante se conviertan en donadores de órganos, es lo más cruel que he escuchado. Sin embargo también me puedo poner del otro lado de la moneda, ser el paciente que espere a que alguna persona pueda donarle un órgano ha de ser muy desesperante, sobre todo, porque seguramente ha pasado por tratamientos largos que no han funcionado y el hecho de tener una última ilusión más para poder vivir le da un profundo alivio.


Lo peor fue que los niños vivieron engañados, el hecho de que creyeran que iban a tener una vida normal y encontrar el amor cuando salieran del internado y de repente un día enterarse de que solo crecieron para una finalidad: morir pronto, es seguramente lo peor que les pudo haber pasado hasta entonces, pero no les quedó más que ser fuertes y aceptar la realidad.

Para mí el hecho de que alguien decida donar uno de sus órganos para otorgarle otra oportunidad de vivir a una persona es un acto de valentía, y esto es lo que finalmente nos demuestran los personajes, pues a pesar de que sus sueños e ilusiones se terminen pronto deciden, y no les queda otra opción, donar parte de su vida.
Seguramente para muchos, como para mí, es una historia triste que te hace reflexionar sobre las oportunidades que tenemos de disfrutar la vida y que otros no tienen. Finalmente en la vida la dualidad entre hacer lo correcto y lo que deseamos es lo que nos define individualmente como persona y ojalá no nos equivocáramos tantas veces.


 Aporte de: La introvertida

No hay comentarios:

Publicar un comentario